
Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – Infinity Castle arrasó en su estreno internacional. La primera parte de la trilogía final recaudó más de 70 millones de dólares en su debut en Estados Unidos y Canadá, convirtiéndose en el mayor estreno de una película de anime en la historia de Norteamérica y superando récords que se mantenían desde los años noventa.
La producción estuvo a cargo del estudio Ufotable, con la dirección de Haruo Sotozaki y distribución internacional por parte de Crunchyroll y Sony Pictures. La calidad visual y la intensidad de sus batallas volvieron a ser uno de los grandes atractivos, consolidando a la saga como referente técnico y narrativo del anime moderno.
El filme se estrenó en Japón el 18 de julio de 2025, logrando allí más de 280 millones de dólares antes de llegar al resto del mundo. En septiembre llegó a Norteamérica, donde con apenas tres días en cartelera se colocó en la cima de la taquilla y desplazó a producciones de Hollywood.
El legado de Kimetsu no Yaiba sigue creciendo. Desde su llegada al manga y luego al anime, la obra de Koyoharu Gotouge ha roto barreras culturales y comerciales, y con Infinity Castle marca un nuevo hito para la historia del anime en cines. Esta primera entrega del arco final confirma que la franquicia no solo mantiene a su base de fans, sino que continúa atrayendo nuevas audiencias alrededor del mundo.