Sí, quizás Far Cry 6 haya puesto su pie en un límite al convertir las peleas de gallos en un minijuego, pero volvemos a creer que todo se trata de perspectiva, y la de Far Cry 6 es tan violenta como paródica y salvaje.
Si manejar un tanque mientras mandamos a nuestro cocodrilo a comerse la cabeza de un guardia despistado al son de La Gozadera no nos vuele locos tampoco debería un minijuegos de pelea de gallos volvernos menos sensibles a la violencia animal.
Pero igual que una película como Amores Perros no apoya las peleas de gallos por el hecho de filmarlas, un videojuego no tiene por qué apoyar las peleas de gallos por el hecho de hacerlas jugables.
En Far Cry 6 hay infinitas cosas por hacer y por obtener y uno de los coleccionables más llamativos son los gallos de pelea.
Más allá de Chicarrón, uno de nuestros acompañantes de batalla, en el juego hay dos decenas de gallos que podemos encontrar para utilizar en una batalla de gallos.
La lucha no es automática, si no que nos ponemos en la piel del gallo con el que tendremos tres tipos de ataque y una esquiva para derrotar al oponente.
Es una recreación realista y bastante cruda de una práctica prohibida y repudiada en multitud de países, aunque no en algunos de Latinoamérica como la citada Cuba, pero que ha hecho a muchos arquear la ceja. PETA, por supuesto, no ha tardado en pronunciarse.